Todo cae por inercia propia
O todo cae por su propio peso. Hoy estoy escritora y también, algo feliz. Me han citado para una entrevista de trabajo este miércoles en un periódico local de un importante grupo de comunicación. Tengo nervios y parece que todos los conocimientos aprendidos se dispersan en mi cerebro.
Pero tengo afán de curiosidad. Supongo que es lo que le hace falta a una periodista. Periodista, me gusta como suena. Ligado a estar entre lo conocido y desconocido, el conocedor de las claves para que los acontecimientos se conviertan en noticia. Aquellos que son capaces de saber de todo un poco. Creo que ser periodista carga en sí mismo una densa responsabilidad al tener un saber acumulado incontable, que te persigue, y te hace creer que lo sabes todo cuando, en realidad, nunca profundizas en nada. Quiero escuchar mi voz en las ondas, quiero transmitir mi positividad juvenil y adquirir años de experiencia y profesionalidad.
Mientras tanto, todo cae por inercia propia. Los conocidos, los días, semanas, meses y años, los recuerdos desagradables, el aburrimiento, el hastío y la desesperanza.
Me siento tan animada que creo que dentro de poco me espera una buena caída a la realidad pues, siempre, y no se por qué vivo en un mundo ilusorio donde la felicidad es extrema, pero... todo cae por inercia propia. Hasta las ilusiones. Y es lo que más duele, ¿verdad?
Siento estar tan escritora, pero espero que os guste leerme, a mi me gusta escribir y saber que transmito algo, ¿qué transmito?
Si caéis que sea por otras razones, no por pura física newtoniana.

Me voy con la cautiva de Tordesillas, nuestra desdichada y crucificada reina e hija predilecta de los Reyes Católicos, estigmatizada por una maldición de la malaventura. Reina de Castilla y Aragón desde el Quinientos, Juana la Loca (estoy enganchada a su biografía y me enamoró la peli :P)
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